Ahora que todavía estamos con la resaca “post-Halloween”, ¿qué mejor que llevarse todo el día en el sofá
con un buen suministro de palomitas (con sal o mantequilla, como más os guste)
y una buena película que tenga ese espíritu de Halloween bien despierto?
No os traigo ninguna película de
sobresaltos, principalmente porque no soy muy dada a verlas y, si lo hago, lo
tengo que hacer escondida detrás de un cojín para así taparme los ojos en los
momentos “clave” (o de susto) de los filmes. Es decir, nada de muñecas de
porcelana demasiado grandes y siniestras como Annabelle; ni nada de espíritus o
fantasmas que se dedican a hacerles imposible la existencia a una familia o a
torturar a un miembro de la misma.
Os traigo la película basada en
el doctor “chiflado” que creó uno de los monstruos que todos conocemos y a los
que algunos le tienen cierto cariño, nada más y nada menos que Frankestein.
Todos conocemos el origen de este “monstruo” gracias a la novela de Mary
Shelley y, por supuesto, gracias a las múltiples películas infantiles o para un
público de mayor edad en la que salía dicho experimento. Pues, al fin y al
cabo, eso es este monstruo: un experimento de un médico o científico (elegid el
que más os guste) para alcanzar la vida tras la muerte o, lo que es lo mismo,
la inmortalidad.
Pero como os decía, la película
(como bien versa su título) trata de la vida de ese hombre que creó al
monstruo, un hombre que quería ahondar en los entresijos de la vida y de la
muerte, y que quería que el apellido Frankestein se recordara con el paso de
los tiempos. Y todos sabemos que lo consiguió, ¿no? Volviendo al meollo de la
cuestión, para lograr dicho objetivo contó con la ayuda de Igor, un jorobado
que le servía como ayudante en sus estudios. Digamos, que éstos dos personas
son los dos puntos clave de la película.
Ahora es cuando os hablo de los
actores. James McAvoy ha sido el encargado de interpretar al loco de Victor
Frankestein y a mí, particularmente, me encantó, no es porque esté enamorada de
él desde que lo conocí ni nada de eso, eh. Ahora en serio, pienso que supo
captar esa necesidad, esa demencia que hizo que Victor se embarcara en un
experimento de tal calibre, incluso cuando esté al principio no daba resultados
satisfactorios. No lo había conocido en ningún papel de “trastornado” hasta
este película, pero ahora estoy deseando verlo en «Múltiple»,
película que se estrena el 20 del próximo enero.
En cuanto a Igor, interpretado
por Daniel Radcliffe, y protagonista principal del filme ya que cuenta la
historia de Victor, no lo hizo mal. Pero, en algunas escenas, yo estaba
esperando a que sacara su varita mágica a lo Harry Potter. Y quizás esto sea
más culpa mía que del actor, porque verlo durante tanto tiempo desempeñando el
papel del niño que sobrevivió me hace raro verlo en otros registros. Pese a
ello, lo repito: cumplió su papel a rajatabla y lo admiro por llevarse casi
quince minutos de película doblado completamente debido a su joroba, a mí me
dolía la espalda con solo mirarlo.
En definitiva, es una buena
película para echar la tarde y, por qué no, alargar un poco más la festividad
de Halloween con auténticos clásicos del cine de terror. Aunque he de admitir
que esta película no es que sea de mucho miedo, quizás por eso mismo la he
visto… (soy una miedica, lo sé).
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