Acta est fabula

miércoles, 3 de agosto de 2016



Dicen que lo que más se desea, se hace esperar y puedo decir que eso me ocurrió a mí, puesto que llevaba tanto tiempo buscando este libro por librerías y ferias, que cuando decidí darme por vencida, lo encontré de casualidad. Pero, desde ese día ha pasado casi un año y no me lo he leído hasta hace unos días atrás. Os preguntaréis que cómo he podido tardar tanto en cogerlo de mi estantería si tantas ganas tenía de leerlo, pero es que, lectores míos, a veces los estudios no nos dan ni un solo respiro.

Apenas he tardado tres días en leerme las maravillosas aventuras de las hermanas March y su correspondiente enseñanza, lo que hace que esta obra se agrupe en el género de novelas de aprendizaje, como ocurre con «Jane Eyre» de Charlotte Brontë. Con «Mujercitas» me he dado cuenta de que algunos de los defectos que tenían las protagonistas, yo misma los poseo y, de una forma u otra, ese libro te ayuda a corregirlos. Podría aventurarme a decir que Louisa juega con este hecho, puesto que las hermanas reciben como regalo de Navidad una guía para convertirse en unas “mujercitas” y, entre nuestras manos, la autora dejó otra.

Para adentrarnos en la obra, debemos viajar en el tiempo a un periodo comprendido entre 1861 y 1865, años en los que tuvo lugar la Guerra Civil en Estados Unidos. Las protagonistas de las novelas son las hermanas March (como se ha dicho con anterioridad): Meg, Jo, Beth y Amy. Las muchachas viven junto a su madre y Hannah, la criada de la familia; el padre de las niñas está en el ejército y es él quien, en una carta, les pide que cuiden de su madre y sean unas mujercitas. Desde ese momento, las protagonistas vivirán una serie de sucesos que habrán de afrontar e intentar que sus defectos, con el paso del tiempo, acaben por desaparecer o, al menos, puedan controlarlos.

Es imposible decantarse por una hermana, puesto que las cuatro son entrañables. Pero mi favorita es Jo, la segunda de las hermanas. No sólo me gusta por ser la hermana con el carácter más fuerte de las cuatro, sino porque, como me ocurrió cuando leí «Cumbres borrascosas» de Emily Brontë, vi una marcada crítica a la sociedad machista del momento. Jo tiene un carácter masculino, desecha los principios femeninos y no es nada presumida, como ocurre con su hermana Meg.

En aquellos tiempos, estaba mal visto que una señorita se comportara de aquella manera y, de hecho, en la obra su hermana mayor le recrimina que no tenga cuidado con sus vestidos o que no le importe hablar de manera soez, característica propia de los hombres. En esos actos, bajo mi punto de vista, Louisa deja entender que las mujeres también podrían ser listas, fuertes y valientes como un hombre. Y yo sólo puedo alabar que saliera de su pluma un personaje como Josephine.

Y no sólo es recomendable por su crítica, por el aprendizaje que nos hace corregir nuestra vanidad, ira, timidez y egoísmo, sino también por el contexto histórico que marca. Hay muchas obras que reflejan en sus páginas sucesos que ha marcado la historia de la humanidad y, por aquel entonces, era muy común que los padres de familia hubieran de partir al frente y, casualmente, estos siempre provenían de las casas más humildes, como ocurría con los March. Ya que en la obra aparecen familias adineradas y ninguna de ellas cuenta con un familiar en el ejército.

Finalmente, sólo me queda invitaros a leer esta obra, la cual no es sólo educativa, sino que también es entretenida y nos hará conocer mejor una época pasada. Es hora de recuperar los clásicos que poseemos, porque si no lo hiciéramos, nos perderíamos historias tan asombrosas como la de Meg, Jo, Beth y Amy: las mujercitas de Louisa.


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