¿No os ha pasado alguna vez que, aunque
tenéis un montón de libros sin leer, nunca podéis decantaros por uno de ellos?
Yo llevo unos cuantos meses de esta guisa. Tengo millares de libros pendiente
(menuda hipérbole me he marcado, porque tampoco son tantos), pero no me decido
por uno solo, porque si por mí fuera, me leí todos a las vez aunque eso es
prácticamente imposible e insoportable (todo hay que decirlo).
La cosa es que, desde que empecé
la universidad el pasado mes de septiembre, me propuse a leerme todos esos
libros que he tenido apartado durante tanto tiempo: bien cogiendo polvo o bien
ocupando sitio en mi libro electrónico. Así que, cogí este aparato inteligente
aunque sea más fan de pasar las hojas a medida que avanza el relato, y me fue a
los últimos libros de la estantería, es decir, a los primeros que metí cuando
adquirí el libro electrónico.
La verdad es que no me acordaba
de mi vieja amiga Lauren Kate, cuya saga llamada «Oscuros»
dejé a medias dado que sólo tengo en papel hasta el tercero de ellos. Así que,
le di un nuevo voto de confianza y me comencé «La traición de Natalie Hargrove», sin saber de qué iba, cuál era su
sinopsis, nada. Iba con la mente totalmente en blanco, aunque en seguida se me “petó”
por culpa de los entresijos y, algunas veces, de los sinsentidos de este libro.
Os resumo como buenamente pueda sin
cometer ningún “spoilecidio” que soy muy experta como bien sabéis: Natalie es
una guapa joven que aspira nada más que en convertirse en la reina del baile de
su curso. Digamos que tiene un novio que ella considera ideal y al que quiere
como su rey del baile. En definitiva, va todo sobre cómo una adolescente
hormonada y conocida por todo su instituto prepara su candidatura para reina
del baile. Pero, un trágico accidente lo cambia todo repentinamente…
He de confesaros que al principio,
estuve a punto de dejar de leer. Me he acostumbrado a una escritura mucho más
detallada y, ciertamente más profunda, y quizás por eso me chocó tanto el lenguaje
jovial y despreocupado de Kate. Además, leer como una adolescente está
obsesionada por un baile y sólo aspira a eso, me ponía realmente nerviosa. No
es hasta ese “trágico accidente” cuando realmente sentí ganas de seguir leyendo
el libro, que aunque cambia su tónica mínimamente, tampoco dejan a un lado el dichoso
baile.
Después de este libro, me leí «La última lágrima» también de esta
escritora y, aunque tenga un carácter más fantasioso que el anterior, me llegó
a enganchar más que la historia de Natalie. Yo os recomiendo los dos, porque
siempre hay que darle un voto de confianza a la literatura juvenil aunque no
sea lo que leamos normalmente o haga años que no lees un libro de este género.
Nada más os digo, bueno, sí, que el
final del libro no os dejará indiferente a ninguno. Ya me lo diréis por los
comentarios si llegáis a leerlo.
PD: ¡No os obsesionéis con cosas sin
sentidos y aspirad a ser más que la reina de un baile!
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