Acta est fabula

martes, 1 de noviembre de 2016



¿No os ha pasado alguna vez que, aunque tenéis un montón de libros sin leer, nunca podéis decantaros por uno de ellos? Yo llevo unos cuantos meses de esta guisa. Tengo millares de libros pendiente (menuda hipérbole me he marcado, porque tampoco son tantos), pero no me decido por uno solo, porque si por mí fuera, me leí todos a las vez aunque eso es prácticamente imposible e insoportable (todo hay que decirlo).

La cosa es que, desde que empecé la universidad el pasado mes de septiembre, me propuse a leerme todos esos libros que he tenido apartado durante tanto tiempo: bien cogiendo polvo o bien ocupando sitio en mi libro electrónico. Así que, cogí este aparato inteligente aunque sea más fan de pasar las hojas a medida que avanza el relato, y me fue a los últimos libros de la estantería, es decir, a los primeros que metí cuando adquirí el libro electrónico.

La verdad es que no me acordaba de mi vieja amiga Lauren Kate, cuya saga llamada «Oscuros» dejé a medias dado que sólo tengo en papel hasta el tercero de ellos. Así que, le di un nuevo voto de confianza y me comencé «La traición de Natalie Hargrove», sin saber de qué iba, cuál era su sinopsis, nada. Iba con la mente totalmente en blanco, aunque en seguida se me “petó” por culpa de los entresijos y, algunas veces, de los sinsentidos de este libro.

Os resumo como buenamente pueda sin cometer ningún “spoilecidio” que soy muy experta como bien sabéis: Natalie es una guapa joven que aspira nada más que en convertirse en la reina del baile de su curso. Digamos que tiene un novio que ella considera ideal y al que quiere como su rey del baile. En definitiva, va todo sobre cómo una adolescente hormonada y conocida por todo su instituto prepara su candidatura para reina del baile. Pero, un trágico accidente lo cambia todo repentinamente…

He de confesaros que al principio, estuve a punto de dejar de leer. Me he acostumbrado a una escritura mucho más detallada y, ciertamente más profunda, y quizás por eso me chocó tanto el lenguaje jovial y despreocupado de Kate. Además, leer como una adolescente está obsesionada por un baile y sólo aspira a eso, me ponía realmente nerviosa. No es hasta ese “trágico accidente” cuando realmente sentí ganas de seguir leyendo el libro, que aunque cambia su tónica mínimamente, tampoco dejan a un lado el dichoso baile.

Después de este libro, me leí «La última lágrima» también de esta escritora y, aunque tenga un carácter más fantasioso que el anterior, me llegó a enganchar más que la historia de Natalie. Yo os recomiendo los dos, porque siempre hay que darle un voto de confianza a la literatura juvenil aunque no sea lo que leamos normalmente o haga años que no lees un libro de este género.

Nada más os digo, bueno, sí, que el final del libro no os dejará indiferente a ninguno. Ya me lo diréis por los comentarios si llegáis a leerlo.

PD: ¡No os obsesionéis con cosas sin sentidos y aspirad a ser más que la reina de un baile!



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